Salud

No interfieras con la longevidad: 4 hábitos de los que, según los expertos, deberías deshacerte después de los 60 años

Envejecer es una de las etapas inevitables de la vida. Aunque la ciencia aún no ha descubierto el secreto de la eterna juventud, nos ha dado algo aún más práctico: la sabiduría para envejecer con gracia, energía y alegría.

Alcanzar los 60 años no es el cierre de un capítulo, sino el comienzo de una nueva y vibrante historia. Esta etapa de la vida nos brinda la oportunidad de priorizar la salud, las relaciones y el autoconocimiento. Pero para aprovecharla al máximo, quizás sea necesario reevaluar algunas de las costumbres que hemos llevado a lo largo de nuestra vida.

Como dicen, “Somos aquello que hacemos repetidamente”.

Al abandonar prácticas que ya no nos benefician, podemos descubrir más energía, vitalidad y bienestar. Aquí hay cuatro hábitos de los que los expertos en salud recomiendan deshacerse en nuestros años dorados.

1. Consumir en exceso dulces y harinas

Todos somos golosos, y los postres a menudo se perciben como una pequeña recompensa. Pero a medida que envejecemos, nuestro metabolismo se desacelera y nuestro cuerpo es menos eficiente en procesar el azúcar. El consumo excesivo de azúcar puede conducir a la inflamación, aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas e incluso el envejecimiento prematuro.

La Asociación Americana del Corazón advierte que el azúcar añadido no solo afecta nuestra cintura sino que también acelera el envejecimiento celular. Piensa en el azúcar como el combustible para problemas que no queremos enfrentar, como dolores en las articulaciones, piel apagada y niveles de energía impredecibles.

Tomemos la historia de una conocida mía. A sus 68 años, le encantaba hornear galletas y pasteles para sus nietos y para ella misma. Con el tiempo, notó que se sentía lánguida e insalubre. Después de que un examen reveló niveles altos de azúcar en su sangre, cambió las golosinas por frutas naturales como bayas y naranjas. A los pocos meses, mejoró el tono de su piel, recuperó su energía y se sintió ligera en sus pies.

«Cada bocado que pones en la boca importa. Cuando dejé los dulces y las harinas, mi cuerpo me agradeció con ligereza y energía. No renuncié a lo dulce, simplemente lo encontré en la naturaleza, no en el azucarero», concluyó mi conocida.

Pasos pequeños para controlar el deseo de dulces:

Reemplaza el azúcar refinado con productos más saludables como la miel o la stevia.

Come frutas que satisfagan tu antojo de dulces y aporten fibra y vitaminas.

Date un gusto de vez en cuando, pero hazlo con sentido: come un trozo de chocolate negro en lugar de un pastel entero.

2. La falta de agua en el cuerpo

¿Sabías que a medida que envejecemos, nuestro sentido de la sed se debilita? Esta es una de las razones por las cuales las personas mayores tienen un mayor riesgo de deshidratación, lo cual puede llevar a problemas renales, infecciones del tracto urinario e incluso problemas cognitivos como la confusión o el olvido.

El agua es vida. Es esencial para todo, desde la digestión hasta la regulación de la temperatura corporal y la eliminación de toxinas. Sin embargo, muchos de nosotros no bebemos suficiente, pensando que “lo haremos más tarde”.

Aquí hay un sencillo consejo: haz que beber agua sea agradable. Añade limón, pepino o un poco de jugo de frutas para darle sabor al agua. Los tés de hierbas y los alimentos ricos en agua, como pepinos y sandía, también pueden ayudar a satisfacer tus necesidades diarias de hidratación.

Recuerda que tu cuerpo está compuesto en un 70% de agua; no dejes que se despilfarre.

3. Llevar un estilo de vida sedentario

El movimiento es medicina, sin importar tu edad. Aunque los entrenamientos de alta intensidad pueden no ser para todos, la actividad física regular es vital para mantener la densidad ósea, la fuerza muscular y la flexibilidad, todo lo cual nos ayuda a mantener nuestra independencia a medida que envejecemos.

La belleza del movimiento es que no tiene que ser intenso para ser efectivo. Ya sea caminar a paso ligero, trabajar en el jardín o hacer yoga, un estilo de vida activo mejora la circulación, eleva el ánimo y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como la osteoporosis y la artritis.

Un estudio publicado en la revista «Envejecimiento y Salud» encontró que incluso 20 minutos de ejercicio ligero al día pueden aumentar significativamente la esperanza de vida. Así que encuentra un programa que se adapte a tu ritmo y aférrate a él.

Una amiga mía comenzó a asistir a clases de baile a los 65 años. Ella jura que el movimiento mantiene su espíritu joven. Además, el aspecto social de sus clases semanales le ha ayudado a hacer amigos y a alejar la soledad.

Ideas para introducir la actividad física en tu vida:

Da paseos diarios, incluso si solo es alrededor de la cuadra.

Explora hobbies que impliquen movimiento, como la jardinería o el tai chi.

Establece pequeños objetivos, como estirarte cada mañana o levantarte durante los anuncios de televisión.

4. No sucumbir al estrés

El estrés se llama “el asesino silencioso” por una razón. El estrés crónico contribuye a las enfermedades cardíacas, debilita el sistema inmunológico y acelera el deterioro cognitivo.

Con la edad, es más importante que nunca encontrar formas de manejar el estrés. Pero eso no significa barrer los problemas bajo la alfombra o fingir que todo está bien. El verdadero bienestar emocional radica en reconocer los problemas y abordarlos con calma y claridad.

Piensa en esto: Norman Cousins, un escritor que utilizó la risa para curarse de una grave enfermedad, dijo: «La risa es un trote interior». La ciencia respalda sus palabras: la risa reduce los niveles de cortisol, aumenta los endorfinas y mejora la salud general.

Las prácticas de atención plena, los ejercicios de respiración y pasar tiempo al aire libre son formas simples pero efectivas de reducir el estrés. No subestimes el poder de las pequeñas alegrías: una taza de té bajo el sol de la mañana, una charla sincera con un amigo o incluso una buena lectura.

Libérate de los hábitos que te hacen daño. Elige aquello que te inspire, tanto mental, física como emocionalmente. Y recuerda, nunca es tarde para empezar de nuevo.

 

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