A los 50 años el organismo no perdona esto: 5 reglas para un desayuno saludable para una persona mayor.
No es de extrañar que digan que «la juventud nos perdona muchas cosas». La cuestión es que, entre el nacimiento y los 25-30 años, nuestro cuerpo está poco desgastado, y todos los microelementos necesarios, por así decirlo, se toman «casi del aire».
Por lo tanto, con el paso de los años, nos guste o no, tenemos que cambiar muchos hábitos, incluso los alimenticios. Hoy les voy a contar cómo debe ser un desayuno adecuado para una persona mayor, de manera que se sienta enérgica y plena a lo largo del día. No profundizaré en la especificidad de los alimentos, sino que me concentraré en las cinco reglas principales, cuyo incumplimiento lleva a problemas inmediatos en el organismo.
1. Incluye verduras en tu desayuno
No, este consejo no es trivial, ya que la mayoría de nosotros ni siquiera se plantea la idea de incluir verduras en el desayuno.
Usualmente, el desayuno de alguien que rara vez cuida su alimentación consiste en ingerir lo que buenamente pueda y salir a sus asuntos diarios. Sin embargo, los deportistas profesionales, y en general las personas que desean sentirse más jóvenes y vigorosas, preparan su desayuno desde la noche anterior, planificando su dieta matutina con anticipación.
Muchos nutricionistas recomiendan enriquecer el desayuno con proteínas. Pero las verduras son un complemento asombroso para el pescado o la carne blanca, ya que no solo aportan fibra al organismo sino que también ralentizan la digestión, permitiéndote sentirte saciado por más tiempo con menores cantidades de alimento.
Claro, comer verduras crudas a primera hora de la mañana no es muy tentador. Por eso, asegúrate de hornear lo necesario por la noche y simplemente recalentar por la mañana en el microondas.
Algunas personas incluso recomiendan preparar batidos con verduras frescas. No obstante, este consejo es apicado principalmente para aquellos con un estómago resistente o para quienes planean quedarse en casa todo el día.
2. Nada de jugo recién exprimido por la mañana
La clásica imagen de un «desayuno saludable» a menudo incluye un brillante vaso de jugo recién exprimido. Esta idea surgió de la industria publicitaria y se arraigó en la mente de las personas.
Los publicistas intentaban argumentar que el consumo de jugo aportaba grandes cantidades de vitaminas y microelementos a la parte más importante del día. Sin embargo, los nutricionistas profesionales que han investigado en esta área han demostrado que el jugo recién exprimido, consumido regularmente por la mañana, a menudo lleva a la diabetes y la obesidad como «efecto acumulativo».
Si te preguntas por qué es particularmente peligroso el jugo recién exprimido, te diré que este tipo de bebida carece casi totalmente de fibra. Y es precisamente la fibra la que regula la velocidad en que la glucosa se libera en el organismo, haciendo el proceso más suave y manejable.
3. Huevos para el desayuno: el mejor alimento
En muchas filosofías y religiones alrededor del mundo, el huevo simboliza la vida. Y no es de extrañar, ya que los huevos contienen una cantidad asombrosa de microelementos, nutrientes y proteínas, tanto que uno podría alimentarse solo de huevo y obtener el 80-90% de todo lo necesario para el organismo.
No, no es un llamado a alimentarse solo de huevos, ya que la dieta humana debe ser variada y este producto tiene un costo considerable, haciendo que su consumo regular sea un golpe para el bolsillo. Pero los huevos contienen vitamina D, que facilita la absorción de calcio, algo muy importante para las personas mayores.
Personalmente, recomendaría consumir 2 huevos como la medida ideal de saciedad. Y, por supuesto, la opción más saludable es hervir los huevos en su cáscara para que más nutrientes lleguen a tu sistema digestivo. Sin embargo, no es un pecado freír dos huevos con una mínima cantidad de aceite, ya que no todos disfrutan del huevo cocido en su forma pura.
4. Desayuno a la misma hora
También se dice que «un organismo saludable funciona como un reloj». Pero para que el cuerpo funcione como una máquina biológica sin fallas, también debes acostumbrarlo a la puntualidad. O en otras palabras, a actividades específicas en un horario fijo para que pueda prepararse exactamente para la tarea.
Para evitar fallos innecesarios y problemas en el sistema digestivo, hay que acostumbrar al organismo a desayunar en un rango de 10-15 minutos. En otras palabras, si decides que el desayuno será regularmente a las 7:15 de la mañana, respeta este horario estrictamente.
5. No te saltes el desayuno
Este puede ser el consejo más obvio y el más importante en la lista.
El desayuno ayuda a regular el funcionamiento del sistema hormonal y los ritmos circadianos en el cuerpo, de modo que si se omite o se consumen alimentos perjudiciales, contribuyes de manera involuntaria a una caída en los niveles de azúcar en sangre. Esto afecta tanto tus facultades intelectuales como tu productividad a lo largo del día, haciendo que saltarse el primer alimento del día sea darse una «medida equivocada» a uno mismo.
Además, con el tiempo, saltarse el desayuno inevitablemente conducirá al aumento de peso corporal, ya que el organismo hambriento te «obligará» a comer de más en el almuerzo, así como a una disminución de la masa muscular, ya que el sistema digestivo absorberá las proteínas de manera irregular, perdiendo gran parte debido a la falta del desayuno. Así que no una, ni dos, sino tres veces piénsalo antes de sacrificar tu desayuno por empezar el día con prisa.
Resumiendo, destaca la importancia de evitar alimentos perjudiciales para el desayuno, como cereales instantáneos, pasteles y bebidas carbonatadas. Si comer solamente carne, verduras y huevos resulta muy costoso en todos los sentidos, entonces es mejor optar por cereales integrales para el desayuno, como trigo sarraceno, avena o cebada perlada, verdaderos «barras de combustible» para el «reactor interno».