Veterinario adoptó a un cachorro que fue llevado para la eutanasia.
Llevaron a una clínica veterinaria a un cachorro de 7 semanas llamado Toby. Este mestizo de caniche presentaba una patología congénita: el entropión, que hacía que las pestañas y el pelo irritaran constantemente la córnea de sus ojos. Sus dueños no podían costear el caro tratamiento y pidieron que se sacrificara al animal. Pero el veterinario Oliver Riv decidió darle otra oportunidad.
«A pesar del gran malestar, el cachorro siempre se mostró amistoso y lleno de energía. Emanaba una alegría de vivir increíble. Estaba seguro de que podríamos curarlo», relató el doctor Riv.
El veterinario decidió de inmediato preparar los documentos para Toby y convertirlo en su mascota. El doctor realizó una cirugía en los párpados del cachorro y este se recuperó rápidamente. «Se sintió mejor casi de inmediato. La curación fue tan buena que no se necesitó la segunda operación que había planeado», compartió Oliver.
Las semanas siguientes, Toby enfrentó algunas otras enfermedades que fueron difíciles de diagnosticar. «Para mí, fue una buena experiencia estar en el lugar de un dueño de un animal enfermo. Te ayuda a entender mejor por lo que pasan tus clientes», comentó el doctor.
Toby se convirtió en un miembro de pleno derecho del personal de la clínica. Todos los días asiste al trabajo con su dueño, alegrando al personal y a los pacientes con su presencia. «Lo que más le gusta en el mundo es jugar con otros perros. Cualquiera sea—grande o pequeño, viejo o joven. Le encanta perseguirlos o que lo persigan», cuenta Oliver.
Ahora Toby es un perro rizado y lleno de energía, disfrutando cada día de su vida rescatada. «Toby tiene algo especial: es un ser tan alegre y despreocupado. A veces se queda en el jardín, con la nariz levantada y los ojos cerrados, disfrutando del viento. Su felicidad es contagiosa. No soy religioso, pero en ocasiones lo veo como un pequeño ángel en cuerpo de perro», compartió el veterinario.