Cuatro hábitos favoritos de un cerebro que no teme la demencia senil
Estemos de acuerdo, vivir una vida interesante y activa el mayor tiempo posible es un deseo completamente natural. Pero para esto, no es suficiente simplemente mantener nuestro cuerpo en forma; es mucho más importante mantener nuestro cerebro en buen estado. No en vano se dice: las personas inteligentes viven más tiempo.
El cerebro, y solo el cerebro, es capaz tanto de envejecernos antes de tiempo como de regalarnos la eterna juventud.
No solo porque gestiona todos los sistemas y procesos del organismo.
En 2013, los científicos del Colegio Médico Albert Einstein descubrieron un grupo de células madre neuronales en el hipotálamo que poseen habilidades únicas «anti-envejecimiento» gracias a los microARN que liberan. Son ellas las que dirigen el espectáculo, retrasando el envejecimiento de todo el organismo.
En mi opinión, solo este argumento es suficiente para mantener los músculos intelectuales en forma. De lo contrario, el guion de la vida se desarrollará en dirección contraria a la actividad y al vigor, acercando a pasos agigantados la demencia senil. Reconoce, es mucho más fácil prevenir que corregir.
Además, es increíblemente sencillo; basta con seguir los hábitos favoritos de nuestro cerebro.
A nuestro cerebro le gusta la comida sana y sencilla
Sobre el hecho de que la comida determina la salud de nuestro organismo y la calidad de vida en general, se ha dicho mucho. No obstante, me repito, a nuestro cerebro le gusta no solo la comida sana, sino también la muy sencilla:
❎ Pescado graso con sus ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 y Omega-6, que mantienen el tono de los vasos sanguíneos y protegen contra la formación de placas de colesterol. Por ejemplo, la caballa. Un verdadero tesoro de beneficios a un precio moderado.
❎ Calabaza, zanahorias, acedera, cebolla verde, espinacas y algas marinas con vitaminas esenciales para el cerebro del grupo K, luteínas, ácido fólico, betacaroteno y yodo, que detienen el deterioro de las funciones cognitivas.
❎ Huevos de gallina, que le proveen colina, luteína y lecitina: luchadores contra los radicales libres, infartos e ictus, combinando además el papel de material de construcción para las células cerebrales.
❎ Grosellas negras y arándanos, que mejoran la memoria.
Pero los manjares favoritos de nuestro cerebro son la cebolla y el ajo.
Incluso un pequeño cambio inesperado obra verdaderos milagros con nuestro cerebro, haciéndolo trabajar a su máxima capacidad.
Basta con tomar otro camino a casa, cambiar de lugar los utensilios de cocina o reemplazar las cortinas habituales. Lo que sea que sugiera tu imaginación.
Incluso hay juegos especiales para el cerebro que simplemente adora: pasear por la casa con pantuflas diferentes o ducharse con los ojos cerrados, leer unas líneas de un libro al revés o, con el sonido del televisor apagado, intentar leer los labios de los personajes de una película.
Con solo 5 minutos al día de estos juegos, el cerebro activa sus procesos de rejuvenecimiento al máximo.
A nuestro cerebro le gusta pasear
Se trata precisamente de cargas moderadas, ya que las excesivas nuestro cerebro no las tolera y vigila de cerca para que no nos excedamos. Después de todo, su principal tarea es la conservación de energía.
Solo quiero añadir que en los paseos habituales hay otro aspecto muy beneficioso. Nos liberan de los gadgets, que:
✳ sobrecargan nuestro cerebro con una increíble cantidad de información innecesaria;
✳ eliminan la necesidad de ejercitar la memoria, proporcionando servicialmente la respuesta a cualquier pregunta
✳ estimulan la pereza cerebral, eliminando el deseo de aprender algo nuevo y, con ello, la capacidad de pensar de forma creativa y fuera de lo común.
Como resultado, las viejas conexiones neuronales se llenan de telarañas, no se forman nuevas, y las propias células se degradan rápidamente, condenándonos a un envejecimiento igualmente expedito.
A nuestro cerebro le gusta descansar bien
Hoy en día, al primer lugar en la lista de enfermedades de la civilización se está elevando con confianza «la locura de la melatonina», causada por el exceso de luz nocturna o vespertina, o como lo llaman los científicos: la contaminación lumínica.
Según la OMS, más del 62% de la población mundial en más de 164 países está «contaminada» por la contaminación lumínica.
Pero no nos basta, diligentemente aumentamos el exceso de iluminación artificial por las noches, decorando ventanas con guirnaldas infinitamente resplandecientes, desplazando el feed de noticias en el teléfono inteligente antes de dormir o durmiéndonos con la luz del televisor encendida.
Como resultado, se alteran los ritmos circadianos, ya que la luz, especialmente la azul, que emiten el teléfono inteligente, la laptop o el televisor, es su principal enemigo. Rompe nuestros «relojes biológicos» internos, enviando una señal a través de la retina al hipotálamo, que inmediatamente decide cambiar el organismo al «modo diurno». Y ahí lo tienen, el sistema de trabajo nocturno del cuerpo se interrumpe, y sufrimos de déficit de melatonina.
A partir de ahí la cadena continúa: alteración del sueño ➡ mayor riesgo de obesidad ➡ interrupción de la producción de insulina ➡ diabetes tipo 2 ➡ enfermedades cardiovasculares de todo tipo y calibre ➡ mutaciones malignas de las células.
¡Convenimos, no es la perspectiva más agradable!
Sin embargo, evitar todos estos «encantos» es bastante simple y no cuesta tanto, satisfaciendo los hábitos favoritos de nuestro cerebro.