Salud

Cómo las relaciones positivas pueden fortalecer tu sistema inmunológico.

Nuestro sistema de respuesta al estrés está íntimamente conectado con nuestro sistema inmunológico. Piénsalo: estás en un bosque y te encuentras con un puma. Tu cuerpo no solo se está preparando para luchar o correr, sino que (con sabiduría) se está preparando para resultar herido. Se produce una serie de reacciones hormonales en cascada, una de las cuales envía señales al sistema inmunológico para intensificar los procesos inflamatorios que ayudarán a sanar las heridas. Curiosamente, nuestra respuesta al estrés también disminuye la producción de células inmunitarias que protegen contra virus y bacterias. Si estás enfrentando a un león, ¿qué es más inteligente, enviar a las tropas que sanan heridas o al batallón que combate la gripe? Desafortunadamente, tener una respuesta de estrés aguda y temporal solo nos beneficia cuando realmente estamos enfrentando el equivalente a un león. Cuando vivimos como si cada sombra y rama que se rompe fuera un león, eso es una respuesta de estrés crónica, lo cual no es donde nuestros cuerpos prefieren estar, porque es muy agotador fisiológicamente. Cuando activamos crónicamente esa respuesta al estrés, los investigadores han descubierto que estamos invitando a una inflamación crónica (esas células inmunitarias de primera respuesta simplemente no se detienen), que está vinculada a tasas más altas de enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos autoinmunitarios. Todo esto es evidencia de un sistema inmunológico descompuesto. Cuando tu cuerpo está en un estado crónico de estrés, se convierte en su peor enemigo, interrumpiendo los procesos y funciones inmunológicas normales de las que dependemos.

Es bien conocido que la soledad y la falta de conexión social pueden generar una gran cantidad de estrés, desencadenando el tipo de disfunción inmunológica que resulta de una respuesta de estrés hiperactiva. En ese sentido, no es sorprendente que el aislamiento social pueda hacerte más propenso a enfermar. En un estudio, los investigadores incluso encontraron que las personas que estaban socialmente aisladas tenían un 45 por ciento más de probabilidades de enfermarse con un resfriado común. No hace falta un Premio Nobel para darse cuenta de que probablemente lo contrario es cierto: una conexión significativa con los demás puede mejorar nuestros sistemas inmunológicos. En un artículo en Psychology Today, Emma Seppälä, PhD, escribió: “La conexión social fortalece nuestro sistema inmunológico (investigaciones de Steve Cole muestran que los genes afectados por la conexión social también codifican para la función inmunológica y la inflamación), nos ayuda a recuperarnos más rápido de las enfermedades e incluso puede alargar nuestra vida”. No es sorpresa que el amor sea una medicina poderosa.

Cómo las Relaciones Positivas Pueden Aumentar tu Longevidad

La ciencia de la longevidad también tiene cosas importantes que decir sobre la conexión social. En nuestra entrevista, Zaraska hizo referencia a estudios que demostraron que el ejercicio reduce el riesgo de mortalidad en un 20 a 40 por ciento, y tener una buena dieta es más o menos lo mismo, alrededor del 30 por ciento. Pero, notablemente, estar en una buena relación romántica, tener amigos y estar conectado con tu comunidad puede reducir tu riesgo de mortalidad en un 45 por ciento (similar a la reducción del 50 por ciento del riesgo encontrada en el metaanálisis de Holt-Lundstad). Aunque la dieta y el ejercicio son críticos para la salud y la longevidad, estos números sugieren que realmente estamos perdiendo algo cuando excluimos la conexión social del menú de prácticas de vida saludables. El mundo del bienestar está tan enfocado en la nutrición y el ejercicio que es fácil perder de vista nuestro bienestar mental, emocional y espiritual. Los humanos son seres sociales. Evolucionamos juntos, y todavía enfrentamos amenazas juntos, compartimos descubrimientos juntos y encontramos significado juntos. Tiene perfecto sentido que nuestra salud física dependa de la fortaleza de nuestras conexiones con nuestra tribu, sea quien sea. La ciencia apenas está comenzando a entender cuán críticas son estas relaciones para la expresión genética, la respuesta al estrés, el sistema inmunológico, el microbioma e incluso el sueño.

Mientras esperamos que lleguen todos los datos sobre los mecanismos de esta conexión entre la salud social y física, ya tenemos una base bastante sólida para actuar. Entonces, la siguiente pregunta es, ¿cómo fortalecemos nuestros lazos sociales?

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