Familia

MAESTROS Y PADRES. POR QUÉ ES IMPORTANTE LA ASOCIACIÓN ENTRE ELLOS

Imagina esta situación: en el trabajo y en casa te exigen diferentes cosas. Tu esposo te pide que estés en casa más a menudo, diciendo que «no se puede ganar todo el dinero del mundo», mientras que tu jefe incentiva fervientemente el trabajo extra. ¿Cómo te sientes ante esto? Tu estado de ánimo empeora, aparece la inseguridad e irritabilidad, y baja tu eficiencia. ¿Y si estas exigencias opuestas se multiplican? Es más o menos así como se siente un niño cuando los padres y la escuela no han formado una relación de colaboración.

Para el desarrollo armonioso de un niño es crucial que las exigencias de la familia y la escuela sean coherentes.

Mientras el niño crece en la familia, la principal autoridad para él son los padres. Milagrosamente, ellos reparan juguetes rotos, sacan dulces de la nada y tienen respuestas para las preguntas más diversas de los niños. Pero cuando el hijo o la hija se convierten en alumnos de primer grado, la autoridad de los padres empieza a disminuir. Y esto es normal.

La psicología del desarrollo afirma que la actividad principal de un niño entre los 6 y los 11 años es el aprendizaje. Por lo tanto, los padres ceden su lugar al maestro. Gracias a la autoridad del docente, el niño comienza a aprender nuevos conocimientos. Los escolares obedecen al maestro, completan sus tareas, se esfuerzan por gustarle y ganar su elogio. Los padres pueden escuchar: «No, papá, no tienes razón. Oksana Vasílievna dice que…»

No se desanimen. No se molesten. Alégrense. Ahora es el momento perfecto para establecer exigencias coherentes y adherirse a ellas. Así, su hijo se sentirá seguro y crecerá confiado en sí mismo.

¿Qué pasa si las exigencias son diferentes?

Las relaciones adecuadas entre maestros y padres son cruciales para la educación adecuada del niño. Si los padres insisten en una cosa y la escuela en lo contrario, resulta difícil para los niños entender quién de los adultos tiene razón. Así se forma la desconfianza hacia los maestros y los padres, socavando su autoridad. Por ejemplo, los maestros exigen no faltar a la escuela sin una razón válida, pero una madre con un carácter blando permite que su hijo duerma y no vaya a clases. El niño sin querer piensa: «Oh, mis padres son mejores que la maestra, no necesito tomarla en serio».

Con exigencias diferentes de la escuela y la familia, los niños entienden que pueden engañar y adaptarse. Engañar en un sitio, hacer las cosas a medias en otro, lo que resulta en que no se cumplen debidamente las exigencias de nadie.

Al ingresar a la escuela, el niño adquiere una «nueva familia», de la cual forman parte los maestros. Intenta combinar ambas familias, tratando de cumplir sus exigencias. Para que los niños no sientan estrés por las discrepancias adultas, los padres y maestros deben esforzarse por asociarse. Así los niños se sentirán cómodos y podrán realizar su potencial.

Cómo alcanzar una asociación

Las relaciones de los padres con el maestro deben ser vigiladas para lograr una alianza. Aquí hay algunos consejos para ayudar.

    1. No consideres importante solo la escuela o la familia, y no traslades las responsabilidades de uno a otro. Es necesario trabajar juntos, no por separado.
    2. Comuníquense entre sí. Es excelente si los maestros dedican tiempo a hablar con los padres sobre sus hijos. Y las mamás y los papás deben estar al tanto de todo lo que concierne al día a día escolar de sus hijos. Asistir a reuniones de padres, comunicarse con los maestros por Viber o redes sociales, y las reuniones en la institución educativa ayudan a «mantener el pulso» de la situación.
    3. Miren lo que sucede desde la perspectiva del niño. Si ocurren problemas de comportamiento, traten de entender sus causas y resolverlas.
    4. Desarrollen reglas y principios de acción coherentes. Prohíban, alienten, critiquen las mismas cosas.
    5. Controlen la situación cuando sea necesario. Supongamos que el hijo comienza a faltar a clases. Los maestros están al tanto del problema, y los padres también.

Incorrecto: actuar como si no pasara nada grave, justificar al estudiante, hacer concesiones, distanciarse o trasladar la responsabilidad solo a la escuela («Son profesores, ustedes deben interesarlo») o solo a los padres («Lo han educado, ahora asuman las consecuencias»).

Correcto: conversar con el estudiante, explicar las consecuencias de sus acciones, los padres y maestros deben comunicarse entre sí, involucrar a especialistas externos y seguir sus recomendaciones.

¿Quién es responsable de la educación y capacitación del niño? Nos hemos encontrado con las siguientes respuestas a esta pregunta:

  • «La responsabilidad de la enseñanza y educación recae en la escuela, ya que allí el niño pasa la mayor cantidad de tiempo. ¡No es coincidencia que haya un departamento de trabajo educativo allí!»
  • «La responsabilidad radica principalmente en la familia, ya que allí se establecen todas las bases morales y la actitud hacia la vida.»
  • «La escuela es responsable de la enseñanza y la familia de la educación.»

Nuestra larga experiencia de trabajo muestra que si los padres y la escuela no trasladan la responsabilidad entre sí, sino que la comparten equitativamente, esto impactará al niño de la manera más favorable. Crecerá como una persona armoniosa, valiente, segura de sí misma, con altos valores morales.

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