Familia

El amor de los nietos a las abuelas: un regalo invaluable

Dicen que a veces se ama más a los nietos que a los propios hijos. A veces sí, a veces no. Es diferente en cada caso. Pero el amor de una abuela es algo especial. ¿Cómo amar a los nietos de manera que ellos también te quieran sinceramente y duradera, hasta el final de tus días?

Por supuesto, puede haber muchas respuestas. Tal vez cada familia tiene la suya, pero hay reglas generales que nunca fallan. Hay dos de esas reglas fundamentales.

Amor incondicional

La primera regla es el amor. Sí, el amor incondicional de una abuela hacia su nieto. Si amas al niño desde antes de nacer y después, sin condiciones, sin pensar en sus padres y tus relaciones con la familia del niño, simplemente lo amas como una nueva creación de Dios, como un pequeño ser humano al que estás dispuesto a dar todo lo que dependa de ti – eso es la primera y esencial regla para establecer una relación futura fuerte y sincera con tu nieto.

Los recién nacidos, los bebés y los niños menores de un año comienzan rápidamente a reconocer y distinguir a sus seres queridos – mamá, papá y los familiares que frecuentemente cuidan del bebé, lo toman en brazos, lo calman, lo cambian, lo bañan, lo alimentan, juegan con él y lo sacan a pasear. Los reconocen por la voz, la silueta, el olor, la manera de comportarse, y responden a esto con sus reacciones infantiles: sonríen, murmuran, extienden sus manos, se inquietan, se alegran.

Si una abuela pasa mucho tiempo con su nieto y asume más responsabilidades que los padres del niño, el bebé podría preferir las manos experimentadas y hábiles de la abuela a las de sus padres. Podría emocionalmente apegarse más a la abuela, y este desbalance en las conexiones familiares podría, más tarde, afectar negativamente a los padres del niño y al mismo niño.

La sabiduría de la abuela en este momento debe limitar su cuidado hacia la familia del niño, ofreciendo solo la ayuda necesaria pero no excesiva en el cuidado del bebé. Sin embargo, no debe alejarse de su nieto por mucho tiempo. Él, en sus primeros meses, aprenderá a reconocer a la abuela, a sentir su amor y ternura y a aceptar agradecido su cuidado durante las breves ausencias o periodos de ocupación de sus padres. Pero en esta etapa, la abuela no puede ni debe reemplazar a la madre.

Recuerdo cuando nació mi tercera nieta, aún no había cumplido un año, y mi hija necesitaba ausentarse por un par de horas varias veces a la semana. Me esforzaba tanto en reemplazar a su madre para la pequeña, que al cabo de un mes noté que la niña ya no lloraba ni se desesperaba en ausencia de su madre, y se quedaba tranquilamente en mis brazos.

Fue una señal de que los roles de madre y abuela habían cambiado. Ese cambio, que me calentaba el alma y hasta alimentaba mi vanidad al sentirme una abuela indispensable y todopoderosa, también me indicaba que un poco más y el vínculo entre madre e hijo podría dañarse, y restaurarlo no sería tan fácil. Tuve que corregir mi comportamiento y moderar mi entusiasmo y amor desmedido de abuela.

Es importante estar presente en todas las etapas de la vida de cada nieto/nieta, especialmente en los primeros años de vida, cuando el niño tiene abiertos todos sus canales sensoriales y es sensible a los vínculos de sangre y parentesco. Tu amor y cálida amistad con el pequeño se grabarán en su memoria por muchos años.

El amor incondicional hace milagros. Incluso si este nieto no es de sangre, pero tú lo amas incondicionalmente – una amor mutua y recíproca está asegurada.

Confianza infantil

El segundo y también esencial requisito para las buenas y duraderas relaciones entre abuela y nieto es la confianza que el pequeño deposita en ti. ¿Cómo se desarrolla? Muy temprano, cuando el niño aún no habla y es completamente dependiente, pero tiene necesidades que expresa a su manera.

Si estás dispuesto a acudir a él de inmediato, dejando a un lado tus cosas, el niño entiende y aprecia tu impulso. Con cada acto así, confiará cada vez más en ti y llegará a depender de ti.

Mi segundo nieto era muy cauteloso y desconfiado con todos, excepto con sus padres y su hermanita. Tenía unos 8 meses cuando se quedó conmigo durante el verano con su mamá. Su confianza hubo que ganársela. Aprendía a caminar y exploraba su entorno, y a menudo se encontraba en situaciones que requerían la presencia y ayuda de un adulto.

Si la abuela, al igual que mamá o hermanita, era la primera en acudir a su ayuda o dejaba de lado sus propios asuntos para atender su solicitud, débilmente articulada pero comprendida en el lenguaje de los gestos, él lo valoraba mucho y se alegraba de esa comunicación cercana, animándonos a tomar nuevas acciones. Así, este pequeño inteligente verificaba hasta qué punto los adultos estaban dispuestos a priorizar sus intereses sobre los suyos. Al crecer, el nieto siempre acudió a mí, sabiendo que la abuela no lo decepcionaría y siempre respondería, ya sea con apoyo o atención a sus importantes asuntos infantiles.

Mis nietos han crecido, son adultos ahora, pero hemos mantenido una relación cercana y de confianza, que continúa desarrollándose como una relación entre personas adultas y amorosas.

Así de simples son las dos reglas – amor incondicional y confianza – que fortalecen la relación entre una abuela y su nieto por años y décadas.

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