Conexión entre generaciones: ¿Por qué la cercanía con los abuelos es de gran importancia para el niño?
¿Qué nos brindan los abuelos, además de su amor incondicional, y por qué la cantidad de encuentros con los nietos no es un factor tan importante?
Los abuelos cuidan de tus hijos, les compran regalos y a veces llegan con ollas de deliciosa comida. Pero, en realidad, su papel principal está en ese contacto especial y cercano con sus nietos.
Las ideas y principios de las religiones y tradiciones del mundo no son tan diferentes como podría parecer a simple vista. Y en todas ellas, una de las relaciones familiares más importantes es la de los abuelos con sus nietos.
Es bien sabido que la contribución clásica al crecimiento y desarrollo de la joven generación es la transmisión de legado, cultura y valores por parte de los mayores, junto con amor incondicional y una presencia constante.
Esto influye enormemente en la formación de la confianza en uno mismo, en el correcto establecimiento de relaciones interpersonales y en superar el estrés. Para los más pequeños, esto asegura mejores resultados académicos, un sueño tranquilo y una socialización exitosa.
Pero, por favor, no piensen que todo este bien depende del número de encuentros con los abuelos, de su proximidad física o del valor de los regalos comprados. En la sociedad de abundancia actual, donde reina la electrónica y la comunicación se realiza a través de emoticonos, construir una conexión duradera y sólida solo mediante las funciones de niñera, regalos y comida deliciosa ya no es posible.
La calidad de la comunicación, la mirada y la voz influyen en las relaciones mucho más que el número de encuentros. Este aspecto no depende en absoluto de la distancia entre los nietos y sus abuelos. Lo esencial que deben saber hacer los mayores es estar realmente presentes con sus nietos.
Porque ¿quién más, sino los abuelos, diría: «Siempre estaremos aquí, estamos contigo en cualquier circunstancia. Hagas lo que hagas, nos interesará. No te preocupes, siempre te apoyaremos».
La ausencia de juicio y la aceptación total es lo que importa para los nietos. No están solos y siempre sentirán confianza en sus habilidades si cuentan con el apoyo de sus abuelos.
Los israelíes tienen un buen dicho: «Hablar a nivel de ojos». Esto significa comunicarse con alguien no desde arriba ni desde abajo, sino estando al mismo nivel. Y el interés genuino de los abuelos en el mundo de sus nietos no es una condición, sino un privilegio de un contacto real y afectuoso.
Los niños no pueden conformarse solo con aquellos que les sirven, les dicen qué hacer y no siempre los escuchan atentamente. Y solo las relaciones basadas en el interés mutuo dejan huella en sus almas. Precisamente los abuelos, por su experiencia, comprenden cómo y con cuál de los nietos hablar.
La reciprocidad se expresa en la idea filosófica de que los nietos vinculan a los abuelos con el futuro, asegurando la continuidad de la familia. Son como un puente que los conecta con el mundo de los jóvenes, con nuevas tecnologías, música moderna, moda y cultura.
Por su parte, la generación mayor también debe interesarse por la modernidad para mantener una relación estrecha con sus nietos.
Pero esto no significa que los abuelos deban hacer todo sin condiciones para sus nietos. Lo mejor es convertirse simultáneamente en alumnos y maestros para los jóvenes. Al hacerlo, no deben cambiarse a sí mismos. Sean fieles a quienes son. Porque los nietos en crecimiento querrán estar solo con aquellos cuya opinión y cualidades personales les resulten interesantes.
La reciprocidad no exige imitar a los nietos y asentir a todo lo que digan. Permanezcan fieles a ustedes mismos y sean abiertos, ayudando a sus nietos. Al parecer, esto es lo que los niños necesitan para sentir que no están solos y que, mientras los abuelos vivan, habrá alguien dispuesto a ser de utilidad para ellos.
Una amiga contaba que su hija adolescente, al regresar de las vacaciones de verano que pasó en casa de su abuela, se quejó en broma de que más que descansar, tuvo que trabajar: «Por la mañana, la abuela se levantaba temprano y me preparaba mi comida favorita.
Así que me sentía obligada también a levantarme y desayunar. La abuela estaba siempre conversando conmigo, interesándose por cómo me iban las cosas. Todo el tiempo me ocupaba con tareas del hogar que hacíamos juntas. Y quería también que paseáramos juntas».
Más tarde, cuando la amiga pidió a su hija que finalmente se apartara de la pantalla del ordenador, esta respondió que todo el verano había soñado con sentarse tranquila, sin que nadie reclamara su atención o ocupara su tiempo libre, pero eso no le fue posible.
Es entendible que la mayoría de los niños, durante el verano, solo quiera estar pegado a las pantallas del ordenador y el teléfono, enviando bocados de cereales y papas fritas a la boca al mismo tiempo. Y la presencia de los abuelos para muchos de ellos es una salida de su zona de confort, en la que no logran estar a menudo durante el año escolar.
Las vacaciones son una oportunidad para que los niños hagan lo que no pueden durante el exigente año escolar. Y sé que todas las aspiraciones bellas y elevadas requieren inversiones inagotables, trabajo físico e intelectual, sabiduría y experiencia de los abuelos.
Pero si aprenden a coexistir con los nietos sin interferir en sus deseos, y a ver el mundo a través de sus ojos, mostrando reciprocidad y amor incondicional en todas sus formas, entonces no habrá obstáculos para el enriquecimiento y crecimiento mutuo tanto para abuelos como para niños.