3 consejos importantes que me dio mi bisabuela de 96 años…
Mi abuela tiene ahora 96 años, su nombre es Olimpiada, o Lipa. Abuela Lipa tiene 3 nietas, 7 bisnietos y además dos tataranietos. Ella participó en la crianza de todos nosotros y aún sigue ayudando y apoyando a cada uno de nosotros de muchas maneras.
Pasé toda mi infancia en su casa y aprendí mucho de ella. Quiero compartir los principales consejos que me dio, los cuales sigo hasta hoy, y seguramente se los contaré a mis hijos y descendientes.
Siempre debes dejar la mesa con una ligera sensación de hambre
El primer consejo que recuerdo desde muy joven es que siempre debes dejar la mesa con una ligera sensación de hambre. Abuela Lipa cocina deliciosamente, amamos locamente sus famosos panqueques, pero incluso más las empanadas con papa, zanahoria y requesón; para mí, su sabor es equivalente al sabor de la infancia.
Pero, a pesar de que la comida en su casa es siempre muy sabrosa, infinitamente mejor que cualquier plato de restaurante, nunca nos atiborró, como hacen muchas abuelas al consentir a sus nietos, y a cada uno nos daba porciones iguales, solo lo suficiente para estar satisfechos (una pieza de cada tipo).
La abuela nunca tuvo sobrepeso. Ahora realmente necesita ganarlo. Siempre estuvo en excelente forma física porque comía con moderación y según un horario, y se movía mucho (aún camina tanto como puede), y nos enseñó eso a todos nosotros.
Siempre trato de seguir este consejo; al mirar a mi abuela, entiendo que la clave importante para la salud y la longevidad es la moderación en la comida. Bueno, y el movimiento también es vida, definitivamente.
Cada uno en la casa debe tener su lugar, su plato, cuchara y taza
Imagínense, ahora mi abuela tiene 12 nietos (incluyendo bisnietos y tataranietos) y siempre hace regalos a cada uno de nosotros en cumpleaños y otros días festivos. Así que resulta que al menos una vez al mes felicita a alguien, y nunca ha pasado que uno de nosotros se quede sin regalo en su cumpleaños. Siempre encuentra la manera de hacerlo.
Y todo porque abuela cree que cada uno en la familia debe tener lo suyo: al llegar a su casa, cada uno de nosotros tenía su cuchara, taza e incluso plato, de esta forma resaltaba que ama y valora a cada uno (ahora, debido a la edad, por supuesto, es un poco diferente). Aunque somos muchos y ella es solo una, en su corazón y en su hogar hay lugar para todos.
Aprendí de mi abuela que una persona tiene un gran corazón, y si las personas te importan, es importante no solo decirlo, sino también mostrarlo. Siempre felicito a mis seres queridos y trato de alegrarlos, no solo en los días festivos. Por ejemplo, constantemente traigo delicias y regalitos de diferentes países (por ejemplo, mis dos abuelas no han estado en Italia, pero saben a qué saben el prosciutto italiano y el auténtico parmesano).
La limpieza no está donde se limpia, sino donde no se ensucia
Gran parte de su vida, mi abuela vivió en una casa de madera común. Vivía con mi abuelo, que ya no está, y con mi tatara-abuela, que vivió hasta los 94 años. La casa se calentaba con estufas, había varias, en cada habitación.
Pero, dondequiera que viviera, su casa siempre estaba limpia y ordenada, y todo porque mi abuela vive bajo el principio: «La limpieza no está donde se limpia, sino donde no se ensucia». Es decir, su principal mensaje es mantener la limpieza todos los días. Comer, limpiar inmediatamente después de sí mismo. Si manchabas ropa, lavarla. Ahora, siendo una chica adulta, ni siquiera puedo imaginar cómo es barrer alfombras con una escoba y lavar platos en una palangana con agua, sin mencionar cómo mantener la limpieza de los muebles y otras cosas en la casa.
Amo mucho a mi abuela Lipa y creo que debemos cuidar mucho a nuestros ancianos y tratar de pasar tanto tiempo como sea posible con ellos, brindarles calidez, atención y cuidado.